Los personajes son el ánima de la narración. El personaje total es aquel que se manifiesta en distintas formas. De ese personaje vemos su carácter desde varios ángulos distintos: su apariencia, su habla, su comportamiento,…Es un personaje de tres o más dimensiones. La narración se sostiene con el habla y el comportamiento de los personajes. Ellos pueden definir la trama, así como la trama define la pertinencia de sus cualidades.
Un tipo de personaje —dejado de lado como tal en la mayoría de las teorías narrativas— es el narrador o la voz narrativa. Evidentemente que esa voz no es un manojo de oraciones y expresiones diversas dichas por la nada. Esa voz es una presencia que define el curso de las acciones y su ritmo. También define el lente a través del cual vemos el ambiente o el escenario de ellas. Argumenta, organiza, selecciona.
Tradicionalmente se trató a dicha voz como el «autor». Y no cabe mucha duda de que es el autor. Pero no el de carne y hueso, ese que redactó la obra y la llevó a la editorial para su publicación. Es el personaje «autor», el que se construye como otro personaje más.
Habría que distinguir si la obra está narrada por una sóla voz o varias. Lo que nos daría pie a varios personajes invisiblesque podrían ser homodiegético o heterodiegético. Cabría preguntarse si en realidad cumplen con ese requisito de ángulos cuando lo único que hace en ocasiones es narrar, describir, opinar sin entrar -a veces- directamente en la acción o trama. Cómo un espectador puede inculcarse tanto en la historiacómo para formar parte de ella cuando solamente ve.