Issa 39
———-
Érase una vez la luna de nardos, esplende.
De cielo arremolinado, surreal y salado en olas.
Érase en ti el goce de azucenas, de nata y carmesí fundido,
De Zeus y Afrodita abrazados, es la historia.
Pronta, como siete estrellas. Issa, mía Issa.
¿Cómo podría saldar mi deuda?
Contradictorio verso, mi fiel poeta.
La idolatría de Petrarca es también nuestra, de sonetos
y cornetas. Rubio aroma, por el cielo de Chagall se difumina.
No hace falta la potencia, cuando eres una conmigo.
Amor que encandece y agita. Lluvia leve
que conmueve y calma.
Hoy en el umbral de la vida te encuentro,
para siempre, hasta la otra orilla nos veremos,
cuando la tierra crezca y las nubes nazcan.